Guerrero.- “Esto es peor de lo
que fue el huracán Paulina”, así describen
los acapulqueños el paso de “Otis” por el puerto,
que está completamente destrozado. A más de 48 horas
de que el huracán tocó tierra, continúan las fallas
en la comunicación y la luz. El desabasto de
alimentos empieza a sentirse.
En octubre de 1997, “Paulina” tocó
tierra en Acapulco como un huracán de categoría 4,
“Otis” lo hizo con categoría 5.
A los meteorólogos de México el
pronóstico les salió con un margen de cinco horas de
error. No hubo alertas, ni recorridos previos de las
autoridades que avisaran de lo que se avecinaba.
Eventos previstos, como la Convención Internacional
de Minería y el Congreso Nacional de Control
Automático, se realizaban a pesar de las condiciones
climatológicas por el acecho del meteoro.
Los vientos golpearon el puerto con
un rugido estremecedor que recorrió calles y
avenidas a 270 kilómetros por hora. En la Costera
Miguel Alemán, palmeras, y árboles volaron como
papalotes. Les siguieron hoteles de los que quedaron
sus esqueletos. Pocas casas y comercios lograron
sobrevivir al paso de “Otis”.
En el Hotel Emporio, alrededor de las
11:40 de la noche del martes, el personal guio a los
huéspedes a un salón para resguardarlos mientras el
huracán azotaba el puerto; sin embargo, las
instalaciones empezaron a romperse como cascarones.
Poco después, quienes se encontraban más arriba del
piso 5 lograron bajar hasta entrada la madrugada.
Algunos turistas se quejaron de que
el personal no les advirtió sobre la magnitud del
huracán y que todavía a las 22:00 horas permitió que
fueran a la parte alta del hotel “cuando debían
resguardarnos” o bien, conducirlos a algún refugio.
Los vientos y la lluvia se
prolongaron durante tres horas y media. En las
primeras horas tras el embate de “Otis” y ante la
falta de prevención, personal del hotel Emporio
facilitó comida, agua, sábanas, toallas y hasta internet mediante
una antena especial no solo a huéspedes, sino a toda
persona que se acercó a las instalaciones buscando
ayuda.
Al paso del huracán le siguió
la incertidumbre. El puerto estaba incomunicado,
destruido y solo; no había ninguna información
oficial que dijera a los ciudadanos qué hacer. La
primera recomendación fue “no salir”, pero con los
primeros rayos del sol fue visible la destrucción.
27 Octubre 2023